La vieja costumbre de comprobar la virginidad de las jóvenes solteras esta renaciendo con fuerza en algunas partes de África, sobre todo entre los miembros de la etnia zulu. Ya no se trata únicamente de verificar su “virtud” ante un inminente matrimonio, sino también de constatar que estas no pueden ser portadoras del VIH en tanto que aun no han mantenido relaciones sexuales con penetración. Aunque esta no es la única vía de contagio -de hecho, se puede nacer siendo portador del virus-, si es la mas común: de ahí que se haya establecido esta falsa relación. Estos “certificados de castidad” a veces traen consecuencias desgraciadas, pues allí existe el mito de que un enfermo de SIDA puede curarse si practica el coito con una persona sana, por lo que muchas de estas “vírgenes certificadas” acaban siendo violadas por hombres que han desarrollado la enfermedad. Las siguientes imágenes pertenecen a una de estas ceremonias de comprobación de la virginidad, en la que son examinadas regularmente féminas de todas las edades: desde niñas de siete años hasta mujeres que han pasado de los treinta.
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